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lunes, 16 de enero de 2017

Birras del Súper. Orval


Hoy le toca el turno a otra cerveza trapense, pero en este caso tiene algo que la hace bastante peculiar. Aunque no sea excesivamente fácil de encontrar, seguro que buscando un poco en los hipermercados de tu ciudad das con ella (en León la suelen tener en Leclerc).

Dicho esto, empezaré hablando sobre la historia de esta cerveza procedente de la Abadía Notre-Dame D'Orval, Bélgica. Fabricada desde el año 1931, año en que se construyo la fábrica actual (aunque la abadía fabrica cerveza desde inicios del siglo XV). En dicha fábrica solo se producen dos variedades: Orval y Petite Orval.


Si consultáis la etiqueta «BIRRAS DEL SÚPER» podréis ver todas las entradas que vaya escribiendo sobre el tema.

Se trata de una  ale trapense, o sea, una cerveza de fermentación superior, y tiene una característica muy particular. La levadura que se usa para su fermentación no es la habitual, Saccharomyces Cerevisiae, si no una procedente de la cepa Brettanomyces (Brett para los amigos). Esta variedad le proporciona un aroma y sabor totalmente diferente y muy característico, detalle que hace que esta cerveza sea muy especial.


Además, en una segunda fermentación, se realiza un dry hopping, es decir, se añade lúpulo seco para aportar amargor, y por último, se añade azúcar candi y levadura en la botella para una tercera fermentación.

La primera vez que probé esta cerveza me dejó un poco fuera de juego, así que tiempo después he vuelto a tomarla, y esta vez si que se podría decir que la he disfrutado. Lo primero que notas es lo refrescante que es y ese aroma ligeramente ácido derivado del uso de Brett. Tiene una espuma densa, y la cerveza es de un color rubio anaranjado. Proporciona un final seco, y por último, comentar que tiene un 6,2% de ABV.

Como curiosidad, aquí comparto una leyenda (gracias a Wikipedia) que explica el porqué del pez con el anillo que hay en el logotipo de Orval:


La etiqueta de la cerveza muestra una trucha con un oro anillo en la boca, como símbolo de la leyenda sobre la fundación de la Abadía de Orval. La condesa Matilde de Toscana, viuda del duque de la Baja Lorena, había dejado caer accidentalmente su anillo de compromiso en el río del valle. Rezó a Dios y no pasó mucho tiempo hasta que una trucha salió del agua con su anillo en la boca. Matilde exclamó: "¡Este es realmente un valle de oro!" ("Val d'Or" significa "valle de oro" y de ahí derivó en Orval) y decidió como agradecimiento fundar un monasterio en este lugar bendito.

Y como no, dispone de su propia copa:


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