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martes, 17 de enero de 2017

Conversaciones «normales» del día a día


Debido a un cambio en mi situación laboral, esta mañana he tenido que acudir a una institución oficial en busca de información. Saqué el número correspondiente y me senté a esperar. Dos asientos a mi derecha había un hombre que no hacía mas que mirarme. Cuando ya no pudo aguantar mas me preguntó:

-Perdona pero, ¿tu por casualidad no habrás estudiado en el colegio San Juan de la Cruz?
-Pues va a ser que no, porque yo no soy de aquí -le respondí
-Es que tu cara me suena un montón, y creo que es de allí
-Ya te digo que lo veo difícil por no decir imposible. No soy de León -vuelvo a insistir
-¿Eres de León provincia entonces?
-Tampoco, soy andaluz, de Granada concretamente -será que no se me nota en el acento...
-Pues ya te digo, te pareces un montón a un conocido
-Si, ya me han confundido varias veces, supongo que tendré un doble dando vueltas por ahí.

Hasta aquí, la conversación está dentro de los límites de la normalidad, pero la segunda parte de la misma es la que me hizo sospechar que igual había cámaras ocultas:

-Tu debes ser de mi quinta, yo tengo 42 años -vuelve al ataque
-Yo tengo 45, soy del 72
-Ahhh, ¿pero de que mes? ¿los acabas de cumplir?-WTF!
-Junio del 72, los cumplí en junio -digo a ver si le voy a tener que enseñar el DNI
(silencio de unos segundos...)
-Pues pocos con nuestra edad pocos conservan el pelo...-Ara vas y lo cascas!
-Si, cierto...
-Porque se ve que hay gente que se hace trasplantes de pelo, pero no se yo eso hasta que punto...
-Si, algo he oído
-¿Tu crees realmente que un trasplante de pelo merece la pena? Es decir, solucionará en algo el problema a quien esté calvo o con poco pelo o no le merecerá la pena hacerlo? 

Me he quedado mirándolo sin responder, porque no sabía que decirle. Toda la conversación ha sucedido en tres minutos, cuatro a lo sumo... Menos mal que por suerte pitó la máquina de las citas y salió mi número, mesa 5, así que le digo:

-Bueno, me toca, hasta luego.
-Hasta luego majo! -me dice todo contento el chaval. 

A ver si me ha salido ¡un amigo pa toda la vida!, además experto en filosofía y psicología... La verdad es que tenía una pinta muy normal, pero al ritmo que iba la conversación, no se que hubiera pasado si tarda cinco minutos mas en tocarme el turno.

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