Buscar este blog

viernes, 3 de febrero de 2017

Talibanes de la opinión


Las redes sociales han aportado muchas cosas a nuestro día a día, como por ejemplo, la posibilidad de contar en tiempo real, minuto a minuto, parte de las chorradas que hacemos continuamente, a saber: "ya terminé de comer, ahora siesta", "hora de tomar café", "vaya frío que hace hoy" y un largo etcétera.

Esto supone trasladar nuestros pensamientos y exponerlos a todo aquel que te siga, cosa que por cierto, tampoco controlamos mucho, ya que tendemos a aceptar a cualquiera que nos lo solicite, sin saber siquiera de quien se trata, y eso nos lleva al tema en cuestión de este post.

De un tiempo a esta parte, aportar o compartir opiniones se ha convertido en algo complicado de llevar a cabo, por que siempre, y cuando digo siempre es SIEMPRE, hay alguien que no tiene otra cosa que hacer que ponerte a parir porque no piensa como tú. Y muchas veces, ese alguien resulta que apenas te conoce. Tú intentas explicarte, pero claro, no es lo mismo hablar cara a cara, como siempre he dicho, que a través de tuits o del whatsapp, donde es mucho mas lento y complicado expresarte (por mucho smiles que haya), y al final se va liando todo, la bola se va haciendo mas grande, y acabas mandando a tomar por culo al personaje en cuestión.


Hoy «debemos» que ser políticamente correctos en todo, no se pueden verter opiniones contrarias a lo que dicta la mayoría, porque entonces o eres un cabrón, o un facha, o un perroflauta, o un racista, o un xenófobo, o un radical, etc... Y hasta donde yo se, las opiniones son como el culo: TODOS TENEMOS UNO. En estos casos una buena frase de salida sería:


¿Me meto o ataco yo a quien no coincide en sus ideas conmigo? Pues no, no lo hago, porque cada uno es libre de pensar lo que quiera. Lo que si hago, al igual que permito que me lo hagan, es aportar mi punto de vista sobre el asunto en cuestión, porque muchas veces no nos damos cuenta de las cosas, nos obcecamos y no vemos mas allá de nuestra nariz. Los años me han enseñado a escuchar la opinión de los demás, contrastarla con la mía, y entonces decidir si sigo manteniendo mi posición, o si por el contrario, había algo que se me escapaba y realmente eso hace que mi opinión cambie.

Lo que no hago ya desde hace mucho tiempo es entrar en debates con gente que no quiere escuchar, que solo quiere CONVENCERTE a toda costa de que su punto de vista es el correcto, paso de discutir con TALIBANES de la opinión. Esta opinión MÍA se podía alargar, pero lo considero innecesario, así que voy a ir cortando el rollo,no sin antes decir que:

Para tachar a alguien de algo, lo primero y mas necesario es RESPETARLO, luego CONOCERLO. A partir de ahí ya hablamos. Siempre y cuando no me obligue a pedir una pizza, claro está...

0 comentarios:

Publicar un comentario