Buscar este blog

jueves, 20 de julio de 2017

De diccionarios, enciclopedias... y feedback en la vida real


Que estamos en la era de la información es un hecho consumado. Hoy en día gracias a la red de redes tenemos a mano cualquier tipo de información de forma instantánea: la ruta mas corta entre dos puntos, cotización de bolsa, tráfico, el tiempo, resultados de apuestas, significado de palabras, en fin, un largo etcétera que antes nos costaba tiempo averiguar y tan solo se podía hacer echando mano a un diccionario o a una enciclopedia, porque muchas otras cosas era imposible saberlas con tanta rapidez y requerían mas paciencia.

Y aunque al principio esta inmediatez estaba sujeta al uso de un ordenador de sobremesa, con la llegada de los smartphones podemos consultar todo esto desde cualquier sitio, ya sea mientras tomamos el sol tumbados en la playa o mientras hacemos la compra en el supermercado.

Pero en el fondo y con el paso del tiempo, creo que esto no ha hecho mas que perjudicarnos, porque nos hemos acomodado y mal acostumbrado a esa inmediatez y a un exceso de datos y de información que a veces no somos capaces de asimilar o manejar. Si, por poner un caso, te pierdes con el coche y da la casualidad que te encuentras en una zona sin cobertura, estás jodido, porque ya somos pocos los que llevamos un mapa de papel en el coche (en mi caso de 2007, pero me sacaría de un apuro).

La Espasa Calpe, una de las enciclopedias mas famosos de todos los tiempos... analógicos, eso si
Y otro tema es la poca o nula aportación personal que hacemos a esa información que se comparte y que utilizamos a nuestro antojo. Nos hemos acostumbrado a ser simples mirones, a extraer de cada sitio lo que nos interesa, sin siquiera comentar los resultados de, por ejemplo, una receta que hemos visto y hemos probado a hacer. Mal, muy mal. Hay que generar feedback, porque sino la gente que sí que aporta y comparte se termina por cansar, y ese bajo porcentaje de usuarios activos, con el tiempo, acabará yendo a menos, por que vamos a lo fácil, rápido y sencillo y de camino, si nos supone el mínimo esfuerzo, mejor. Y gratis. Que esa es otra. Si los desarrolladores de una app que ha resultado funcionarnos mejor que ninguna otra nos dicen que para acceder a todas sus funciones debemos pagar ¡0,90 cts!, aaaaaaaaaay amigo, como reculamos!

En mi caso tenía varios blogs sobre temas diferentes, y en todo el tiempo que llevo escribiendo, aportando información y compartiendo experiencias, han sido muuuuuy pocas veces las que alguien ha comentado alguna de esas entradas, para bien o para mal. Al final opté por juntarlos todos en uno, y a fecha de hoy he sobrepasado las 250 entradas, sin ningún comentario directo en el propio blog. No me importa, ya que no escribo para saber la opinión de los demás sino para dar la mía, no es mi caso, escribo porque me gusta y no espero ningún tipo de feedback, pero es cierto que de vez en cuando se agradece saber que alguien ha seguido una de tus recetas, por decir algo.

Originalmente aquí terminaba el post, pero mientras estaba en la ducha le daba vueltas al tema, y me he dado cuenta de la relación que hay entre el feedback en internet y en la vida real. Es un término que se puede aplicar a nuestro día a día y que se puede explicar con un sencillo ejemplo.

Todo esto de tener tanta información a mano nos lleva a un punto, y es que nos  estamos volviendo asociales, es decir, que cada vez es menos necesario hablar con alguien para saber algo concreto, algo que esa persona sepa porque se dedique a ello, por ejemplo. Solo tenemos que consultar con Google y listo. ¿Que pasa con esto? Pues fácil: que la gente no suele prestarte el mínimo interés cuando le hablas de algún tema concreto, y esto pasa cada vez con mas frecuencia, que parece que hables sólo. Lo raro es cuando esa persona SI demuestra interés en lo que le has contado, e incluso te llama días después para preguntarte sobre el asunto porque le quedó alguna duda.

Esto nos lleva a una situación lógica: para qué gastar tiempo en explicar algo cuando ya de antemano sabes que de poco va a servir. Mejor echamos el rato hablando de chorradas y viendo videos graciosos de los que nos envían por Whatsapp.

Pues así veo yo el tema. Es triste, pero es así. La solución: poner cada uno nuestro granito de arena y dar feedback a la gente con la que nos relacionamos, dejar los móviles en el bolsillo cuando estemos tomando café o unas cervezas con los colegas, y usar el tiempo para hablar, en vez de estar mirando todos a la pantalla tonta. Para eso, mejor te quedas en casa.

0 comentarios:

Publicar un comentario