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lunes, 23 de octubre de 2017

Reorganización escolar (o como jugar con las relaciones sociales de los niños)


Terminado el verano, hace casi un mes tocaba empezar un nuevo curso escolar, lo que supone una vuelta a las rutinas, tanto para los niños como para los padres. Este año empezamos 5º de Secundaria, penúltimo curso antes de pasar al instituto.

El comienzo de curso no está siendo este año todo lo tranquilo que nos hubiera gustado, ya que hemos empezado con mal pie. Este curso, el "equipo docente" del Colegio Público Las Anejas de León decidió mezclar a determinados niños de clase, y uno de los "premiados", fue nuestra hija. Es lo que llaman "reorganización de alumnos". Esto ya nos tocó vivirlo hace dos años, al comenzar 3º. En aquel entonces supuso un cambio notable para la niña, ya que teniendo su grupo de amigos, tuvo que empezar de cero con nuevos compañeros, perdiendo al final el nexo de unión con los que ya tenía.

Aquel año, simplemente aceptamos el cambio. Pero este año, en previsión de que volviera a pasar lo mismo y basándonos en algunos comentarios escuchados al final del año anterior, decidimos visitar a la nueva directora del centro, varios días antes de empezar el curso, con el fin de intentar evitar el cambio en caso de que fuesen ciertos los rumores. Y a partir de aquí empezó la odisea.

Inicialmente, la respuesta de la directora fue que «miraría si se podía hacer algo, pero que no prometía nada». Esto lo dijo a sabiendas (como averiguamos mas tarde) de que no iba a revertir el cambio. El lunes día 11 de Octubre empiezan las clases, y a la salida, se confirma que la han movido a la otra clase, dejando en la suya a prácticamente todos sus amigos y amigas.

Entonces decidí volver a hablar con la directora, y durante la conversación solo obtuve respuestas vagas y sin fundamento. Le expliqué que no había necesidad alguna para cambiarla de clase, ya que no se trata de una niña difícil, ni poco sociable, sino todo lo contrario. Pero la explicación que se nos dio era que este tipo de reorganizaciones es por el bien de los niños, para que cuando empiecen el instituto se integren con mas facilidad. ¿Cómo?... o sea, ¿que la sacas de su grupo habitual, la «desintegras», para que dentro de dos años no tenga problemas de integración?. La explicación no hay por donde cogerla, porque no tiene ningún sentido.

Ese mismo día nos reunimos tanto con la tutora antigua como con la nueva, y más de lo mismo. Que no nos preocupemos, que la niña se iba a integrar perfectamente. ¡Pero es que no es necesario que se vuelva a integrar! ¡Que ya lo estaba, y además perfectamente integrada!. ¿Que necesidad hay de mover a alguien que no tiene problemas a la hora de relacionarse con los demás?

Por resumir un poco, terminé poniendo una reclamación en el Colegio. Quizás hubiera tenido mas peso si hubiéramos sido varios, pero es triste ver como el 95% de padres en la misma situación simplemente aceptan lo que les imponen, sin informarse, sin averiguar los motivos que hay detrás de estos cambios.

La respuesta escrita fue en los mismos términos que las conversaciones verbales. Seguí sin tener claro los motivos que justifican dichos cambios, y creo que ellos tampoco los tienen. Simplemente los cambian y punto, pero que curioso que haya niños que no hayan cambiado nunca de clase.

Actualmente he dado el siguiente paso y he presentado reclamación en la propia Delegación de Educación de León, y estamos en espera de una respuesta. En esta reclamación ya no pido que mi hija sea cambiada de nuevo a su antigua clase, no, ahora lo que pido es que modifiquen esa absurda norma y que si hay que hacer cambios, vengan acompañados de un informe que los justifique.

Probablemente esto no lleve a ningún sitio ni consigamos nada, pero si no lo intentamos, nunca lo sabremos.

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