Se trata de un bizcocho de masa muy fina y suave, y con un ligero aroma a canela. Personalmente me gusta tomarlo de acompañamiento con un té inglés.
- 250 gr. de Harina
- 250 gr. de Azúcar
- 250 gr. de Nata montada
- 3 Huevos
- 10 gr. de impulsor químico (Royal, por ejemplo)
- Canela al gusto
Lo primero que debemos hacer es poner en un recipiente los huevos y el azúcar, y batir hasta que doblen el volumen. Por otra parte, montamos la nata. Para que se monte fácilmente es recomendable que la nata esté fria. Ahora, mezclamos con una varilla la nata con los huevos y el azúcar y cuando esté todo bien ligado, vamos añadiendo poco a poco la harina junto con el impulsor y la canela (yo puse como media cucharilla de café) y con la varilla lo vamos ligando todo con cuidado de que no queden grumos. Debe quedar una masa bastante consistente.
Estas cantidades son para un molde rectángular, así que cogemos el molde y lo untamos por dentro con un poco de mantequilla. Vertemos la masa dentro y con el horno precalentado, a una temperatura de 180º, metemos el bizcocho durante aproximadamente 30 minutos. Tenemos que vigilarlo, y cuando empiece a coger el típico color dorado por arriba, lo pinchamos con una varilla metálica. Si sale limpia, es que está correcto, si quedan restos en la varilla, dejar 5 minutos mas. Sacamos, dejamos enfriar y a disfrutarlo.
NOTA: Si se quiere usar un molde redondo típico de los bizcochos con forma de roscón, poner la mitad mas de ingredientes. El bizcocho gana mucho sabor y textura a partir del segundo día.
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