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martes, 20 de septiembre de 2016

Bares, cien lugares...


Pues sigo con un tema parecido del que hablé hace no mucho, ¿Nos vamos de tapeo?. En aquella ocasión el tema eran las tapas, pero ahora quería hablar de otra cosa.

Lo vengo notando desde hace tiempo, y es que la crisis ha hecho mella en todos los ámbitos, y la hostelería no iba a ser menos. Lo que más se nota al entrar a un bar: la cantidad de camareros que hay detrás de una barra, casi siempre, insuficiente en los momentos clave. Tiempo atrás, antes de que las cosas se complicaran, lo normal era encontrar el doble de camareros del que nos encontramos ahora, pero como decía, la crisis hizo que se redujera drásticamente el personal en este tipo de negocios.

La segunda cosa que encuentras habitualmente es gente malhumorada, poco profesional y con poca (o ninguna) experiencia en el sector. Lógico y normal por una parte, ya que están cobrando sueldos de mierda, pero ... oiga! que ni yo ni nadie que salga a tomar una caña tiene la culpa!. Si aceptas un trabajo, lo aceptas, así que trata de hacerlo de la mejor manera posible.

Ojo, no digo que en todos sitios sea así, pero si es muy frecuente, cada vez mas. Pondré dos ejemplos.

El domingo solemos salir a tomar un par de cervezas, y este último no fue menos. Primero fuimos a un bar que hay en Alvaro López Núñez, recién reformado y que han dejado muy guapo. Es espacioso, la decoración muy currada, pero nos encontramos con:

  • El bar hasta el culo de gente, y tres camareros corriendo como pollo sin cabeza y mal organizados
  • De las tapas, nos pusieron albóndigas que tuvimos que devolver por que estaban crudas, y cuando digo crudas, es crudas. Y al lado nuestro, alguien pidió ensaladilla rusa y la devolvieron porque las patatas estaban duras, no se habían terminado de cocer.
  • Las mesas y la barra, hasta arriba de vasos y platos sucios
  • Lo bueno, la camarera que nos atendió por lo menos lo hizo con buena cara y un poco de humor
Una pena que un bar con ese potencial no lo gestionen con dos dedos de frente.

Y luego, paramos en otro conocido bar de Nocedo, no falto de personal, pero donde estuvimos esperando en la barra algo así como 10 minutos, durante los cuales la única camarera que había tras la barra (con los ojos desencajados de tanto correr) en ningún momento tuvo la ocurrencia de decirnos "un momento que ahora os atiendo", de hecho, creo que ni siquiera nos vio. Al rato entró una señora, y aun llevando nosotros allí como 10 minutos, la atendió a ella y nosotros nos quedamos con cara de póker. Acabamos cambiando de sitio. 

Muchos sabemos que trabajar detrás de una barra es jodido, pero si es tu trabajo, intenta hacerlo bien. Yo aprendí en su día de gente profesional, y es quizás por eso que me doy cuenta enseguida de cosas como ésta. En mi contra, tengo que decir que tengo poca paciencia... mea culpa!, pero eso no exime a los demás de intentar hacer bien la parte que les toca.

Nos vemos por los bares!

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