Llega el turno de otra de las once cervezas trapenses que existen actualmente: Westmalle. Se puede encontrar sin problemas en casi cualquier gran superficie, y se trata, una vez mas, de una cerveza de origen belga. En este otro post hablé de forma general sobre las cervezas trapenses. Se produce en la Abadía de Westmalle, que ostenta el rango de abadía trapense desde 1836. Fue a partir de 1921 cuando empezaron a distribuir su cerveza de forma oficial, aunque de manera local se vendía desde 1856.
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La abadía fabrica tres tipos de cerveza, dos de los cuales los dos primeros son los que encontraremos habitualmente:
Westmalle Dubbel: 7% de ABV. Color oscuro y espuma muy abundante, maltosa y chocolate, ligeramente dulzona y con ligero sabor a miel. Ideal para acompañar carne o aves rellenas, se trata de una opción perfecta para las fechas que se acercan.
Westmalle Tripel: 9,5% de ABV. Color amarillo, ligeramente turbio, burbuja fina, levadura muy presente en el aroma junto al pan. De sabor complejo, con notas especiadas. Acompaña muy bien al pescado o marisco, así que da mucho juego en la mesa.
Westmalle Extra: La de mas baja graduación, con 5% ABV. No es fácil de conseguir por lo limitado de su producción, y se le conoce también como Patersbier (cerveza para los padres) y que clasicamente se produce para consumo interno del monasterio, motivo por el cual se explica su baja graduación.
Una vez explicados los tipos existentes, diré que para mi, tanto esta como cualquiera de las otras diez trapenses son espectaculares. Soy de cervezas fuertes, con cuerpo, y estos tipos cumplen con mis gustos.
Si tuviera que elegir entre la Dubbel y la Tripel, no lo tendría fácil, ya que cada una tiene su momento. Y como muchas, también su propia copa, en este caso de tipo cáliz.
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