Desde que dejé de hacer cerveza, sobre todo por falta de tiempo, quedó libre un hueco que no he tardado en ocupar. Y es que hacer birra me suponía, como mínimo, una mañana entera, desde bien temprano hasta la hora de comer, para terminar con una buena dosis de limpieza de todos los chismes. Y a esta tarea solía dedicar los domingos (de ahí lo de Sunday Homebrewing).
Como de un tiempo a esta parte he dejado de disponer de casi todos los domingos, la elaboración de pan en casa ha terminado por ocupar el lugar del homebrewing. En el caso del pan, los procesos se pueden dividir en diferentes partes y en distintos días, así que es mucho mas liviano que lo de la cerveza.
Y desde que hice mi pan ya han pasado casi seis meses. Por supuesto sigo aprendiendo con cada hogaza que hago, pero la fase mas complicada, la del aprendizaje inicial para arrancar, ya la pasé, ahora ya es solo experimentar poniendo en práctica todo lo aprendido. Así que ha vuelto a quedar un hueco libre, y como no me puedo estar quieto, ya he encontrado con que ocuparlo: los bonsais.
Siempre me han atraído mucho, pero nunca me atreví a meterme en un mundo que a la par que atractivo, me parecía complicado. Hasta que hará cosa de un mes y medio, en una escapada a Asturias para pasar el día, justo antes de coger el coche para volver a León, encontramos un pequeño bonsai en un hipermercado. Clavado en la pequeña maceta habia un cartelito donde se podía leer: ZELKOVA. Por el módico precio de 6,95 euros, volvió con nosotros a casa.
Y a partir de ese momento, y a raíz de que llevando unos pocos días en casa se empezó a secar, me dio por investigar un poco antes de tirarlo a la basura pensando que se había secado. Enseguida descubrí que en realidad se trataba de un Olmo Chino (Ulmus Parvifolia), un arbolito que junto con los ficus, son los que se venden habitualmente en los hipermercados, y que a su vez, son ideales para los que como yo, acabamos de empezar con los bonsais.
Así estaba de mustio varios días después de llegar a casa |
Entonces fue cuando averigué que el olmo chino no se había secado, sino que al cambiarlo de lugar, suelen tirar todas las hojas, para volver a brotar con mas fuerza. Siguiendo los consejos generalizados de varios bonsaistas, decidí transplantar el olmo a otra maceta algo mas grande que la original, sin tocar las raices, pero cambiando el sustrato y haciendo una poda ligera. No debió de sentarle mal, porque a los pocos días, empezaron a brotar yemas y ramitas nuevas.
Esta variedad de olmo parece ser bastante compatible con el clima de León y las características del piso donde vivo (orientado al norte y sin apenas sol directo). Esta variedad de olmo procede de China, Japón, Corea del Norte y Vietnam. Es un arbol caducifolio, de hoja semiperenne y muy adaptable. Aunque en la etiqueta que lo acompaña pone ZELKOVA, ese es su nombre anterior, conociendose actualmente como ULMUS PARVIFOLIA.
Una vez terminado el transplante y la pequeña poda, solo queda dejarlo crecer para, dentro de un tiempo, comenzar a darle forma. Esa técnica, como otras muchas, las tendré que aprender, pero eso es precisamente lo que me gusta, el proceso de aprendizaje. Y con los bonsais, según he podido comprobar, no hay que tener prisa ninguna.
Aspecto después del transplante y la pequeña poda |
Una de las curiosidades de este olmo es que tiene dos troncos, que en realidad, son dos plantas distintas. En el siguiente transplante, donde además recortaré raices y cambiaré el sustrato, veré si se pueden separar el uno del otro.
Dos pequeños olmos independientes, compartiendo maceta |
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