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martes, 17 de enero de 2023

Restaurante Mexicano Machito (Jaén)


Este año hemos conseguido cuadrar una semana (del 30 de Diciembre al 7 de Enero) para pasarla en Granada, y hemos estado allí Nochevieja y Reyes. Hacía bastante que no bajábamos en estas fechas, y la verdad es que ha sido una desconexión total del día a día.

Han sido unos días tranquilos, pero hemos aprovechado para hacer un par de salidas por allí.  Una de estas salidas fue a Jaén, que se encuentra a unos 93 km. de Granada, aproximadamente a una hora en coche. Si bien es cierto que Jaén es una ciudad pequeña, tiene su encanto. Un paseo por sus calles no te dejará indiferente, y la Catedral es digna de ver.

Y ese fue el primer sitio que visitamos nada mas llegar, la Catedral, a eso de las 12 de la mañana. Dimos un paseo por la zona después de intentar (sin éxito) aparcar el coche en la calle (tuvimos que dejarlo en el parking privado San Francisco Centro, situado en el Mercado de San Francisco. Desde ahí, recorrimos a pie los alrededores.

Cuando quisimos darnos cuenta, eran las 13:30, y nos habían recomendado un restaurante por la zona, al parecer muy solicitado y donde no era fácil encontrar mesa: Machito, un mexicano. De hecho, intentamos reservar de camino a Jaén, pero fue imposible, y es que al parecer, este restaurante no admite reservas. Su horario de apertura es a las 13:30, y una vez se llenan las pocas mesas que tiene (doce), la gente que va llegando coge número (como en la charcutería) y ha de hacer cola en la puerta hasta el momento en que son llamados.

Tuvimos la gran suerte de llegar cuando todavía quedaban algunas mesas libres, prácticamente recién abiertos, así que solo tuvimos que elegir una y sentarnos. Nos explicaron el sistema que tenían, y la verdad, no termino de entenderlo muy bien, a ver que opináis vosotros. El local es extremadamente pequeño, las mesas son muy muy pequeñas, y prácticamente estábamos todos apelotonados, espalda con espalda con las mesas de alrededor, quedando unos pequeños pasillos para poder acceder a las mesas.


Nada mas sentarte, te tienes que dirigir a un mostrador que hay a la derecha, junto a la puerta de entrada, y allí una chica te toma nota de lo que quieras pedir. El sistema de colocar las cartas, me pareció simpático. Estas colgaban por encima de cada mesa, atadas a una cuerda y con un pequeño contrapeso al otro extremo, de forma que sólo tenías que coger la carta (enmarcada como un cuadro), tirar de ella, leerla, y una vez terminado, soltarla para que ésta volviera a quedar suspendida por encima de nuestras cabezas.
Carta

Carta

Como iba diciendo, una chica te toma nota de la comida y la bebida, y te sirve esta última para que tú mismo te la lleves a la mesa, además, te avisa que, cuando tus platos vayan estando listos, en el mostrador que hay justo a su izquierda, un chico avisa con el nombre de la mesa en voz alta para que te levantes y vayas a por el plato. Cada mesa tiene un nombre, a nosotros nos tocó la YUCATÁN, y cada vez que oías ese nombre, tenías que levantarte e ir hasta el mostrador a coger lo que fuese.

No te dan platos individuales (de hecho, es que no cabrían en las mesas junto a los platos que pides), solo servilletas, y resulta bastante incómodo porque casi todo son elaboraciones tipo taco o burrito, y la salsa suele acabar poniéndote perdido.

Cuando nombraron nuestra mesa, fuimos a por el plato, cruzando el pequeño comedor sorteando las mesas y a la gente apelotonada. A esas alturas, en el exterior de local ya había un buen grupo de gente esperando su turno para sentarse a comer. 

Respecto a la comida, sinceramente no la considero comida mexicana, sino mas bien adaptaciones de recetas que han elaborado de tal forma que guste a casi todo el mundo, vamos, un recurso que hoy usan muchos locales y que se conoce como FUSIÓN. Prácticamente la totalidad de los platos se sirven con tortillas de trigo (ni siquiera de maíz), y es comida jugosa que está muy buena, pero como digo, dista bastante de la comida mexicana. Pedimos un plato llamado Jefes, que al parecer era bastante famoso, y doy fe por que mientras estuvimos allí, un 30 o un 40 por ciento de los platos que salían del mostrador eran Jefes. No era ni mas ni menos que un sándwich de pollo con una especie de salsa rosa, cortado en cuatro, y con las esquinas mojadas en una salsa roja, acompañado con una especie de guacamole en el centro del plato. ¿Qué si el sándwich estaba bueno?, si, lo estaba, pero era eso, un sándwich sin mas.

El plato estrella (al parecer) del restaurante: Jefes.

Chilaquiles

Cochinita pibil, la verdad es que una decepción. Era carne en salsa desmechada, sin mas.

Enchilada verde, muy parecido a los chilaquiles, pero con algo mas de queso

El resto de platos, como se puede ver en las fotos, eran muy similares entre si, lo único un poco diferente fueron las quesadillas, que eran dos tortillas con queso en medio y cortadas en porciones.

Quesadillas con mole

De beber pedimos una michelada, y nada que ver con otras que nos han puesto en otros sitios, en su copa y con la mini botella de coronita a medio meter. Aquí era una granizada de limón hasta la mitad del vaso, y el resto, cerveza del grifo.

Por último, una cosa que nos pareció curiosa es que no tenían NI UN SOLO POSTRE en la carta. También hay que decir que el sitio no era muy caro, y eso es un punto a favor en lo que respecta a la relación calidad-precio.

En definitiva, ¿repetiría en este sitio?: la respuesta es NO, por muchos motivos (de mas importantes a menos):

  1. La comida no es mexicana.
  2. Si voy a un restaurante es para que me pongan y me quiten las cosas en la mesa, no para hacer yo todo el trabajo.
  3. Todos los platos son muy parecidos, demasiada tortilla de trigo.
  4. Mucha cola de espera si por lo que sea no llegas nada mas abrir.
  5. Comes muy apretado, en una mesa super pequeña, y pegado a las mesas adyacente.
Con que solo dos de estos puntos desaparecieran (obviamente de cuanto mas arriba de la lista, mejor), probablemente volvería, aunque sinceramente, no es una ciudad en la que pararía solo para comer en un restaurante concreto.

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