Ha pasado mas de un mes desde la última vez que publiqué algo, y es que entre el ajetreo de las Navidades y el trabajo, apenas he tenido tiempo de ponerme manos a la obra.
Estreno el año con una nueva receta vegana, cuya base encontré y que he modificado a mi gusto, quedando bastante diferente a la original. Una tortilla bastante socorrida que además nos ha servido para terminar con una calabaza que teníamos en casa. Una última cosa, os recomendaría que la hagáis de un día para otro, por un motivo que mas adelante explicaré. ¡Al lío!.
- Aceite de oliva virgen extra
- 1 kg. de Calabaza
- 1 Cebolla mediana
- 90 gr. de Harina de garbanzo
- 150 gr. de Agua
- 1 cc Curry
- Sal y pimienta
Preparación:
En este caso la calabaza la he asado en lugar de cocerla, para evitar más contenido de agua del que ya tiene de por sí. Para ello, ponemos papel de hornear en la bandeja, pintamos con un poco de aceite para que no se pegue la calabaza y preparamos rodajas de 1 cm. de grosor aproximadamente. Las disponemos en la bandeja del horno, y ponemos éste a precalentar a unos 200º, con calor arriba y abajo. Salpimentamos la calabazas y las volvemos a pintar con un poco de aceite.
Las metemos al horno, y tras 20 minutos aproximadamente, le damos la vuelta a las rodajas de calabaza para que se asen por la otra cara durante otros 20 minutos. Vamos pinchando hasta comprobar que están blandas, momento en el que las sacaremos del horno.
En una sartén, ponemos a pochar la cebolla picada con un poco de aceite. Mientras tanto, cogemos la calabaza y usando un colador robusto, la aplastamos para intentar sacarle el máximo de agua posible, y la vamos pasando a un bol, donde con un tenedor la vamos deshaciendo a nuestro gusto.
NOTA: se puede dejar en trozos, en lugar de desmenuzarla.
Cuando tengamos la calabaza lista y la cebolla esté bien pochada, añadimos el curry a la sartén, removemos durante un minuto y añadimos a la sartén la calabaza y lo rehogamos todo, mezclándolo bien. A mi me gusta añadir un poco mas de curry en este punto.
En otro bol, ponemos el agua, la harina de garbanzo y un poco de sal, y con ayuda de una varilla, mezclamos muy bien, hasta conseguir una especie de "crema", que será el sustituto del huevo para darle consistencia a nuestra tortilla.
Añadimos al bol la calabaza con la cebolla y mezclamos bien con la harina de garbanzo. Volvemos a poner la sartén a fuego bajo con un poco de aceite y ponemos la mezcla para que se vaya dorando. Es recomendable estar pendiente los primeros minutos al asunto para que no se pegue la tortilla. Cuando esté suelta, solo tendremos que dejarla dorar, para darle la vuelta cuando consideremos que es el momento.
Observaremos que la tortilla tiene una consistencia bastante endeble, pero no hay de que preocuparse. Cuando esté bien dorada, la sacamos a un plato y hay que dejarla enfriar, momento en el que cogerá esa consistencia que necesitaba. Os recomiendo que la preparéis de un día para otro.
El resultado final es una tortilla muy suave, donde el curry contrarresta el dulzor característico de la calabaza, y os puedo asegurar que difícilmente vais a notar el sabor a garbanzos procedente de la harina.
Las metemos al horno, y tras 20 minutos aproximadamente, le damos la vuelta a las rodajas de calabaza para que se asen por la otra cara durante otros 20 minutos. Vamos pinchando hasta comprobar que están blandas, momento en el que las sacaremos del horno.
En una sartén, ponemos a pochar la cebolla picada con un poco de aceite. Mientras tanto, cogemos la calabaza y usando un colador robusto, la aplastamos para intentar sacarle el máximo de agua posible, y la vamos pasando a un bol, donde con un tenedor la vamos deshaciendo a nuestro gusto.
NOTA: se puede dejar en trozos, en lugar de desmenuzarla.
Cuando tengamos la calabaza lista y la cebolla esté bien pochada, añadimos el curry a la sartén, removemos durante un minuto y añadimos a la sartén la calabaza y lo rehogamos todo, mezclándolo bien. A mi me gusta añadir un poco mas de curry en este punto.
En otro bol, ponemos el agua, la harina de garbanzo y un poco de sal, y con ayuda de una varilla, mezclamos muy bien, hasta conseguir una especie de "crema", que será el sustituto del huevo para darle consistencia a nuestra tortilla.
Añadimos al bol la calabaza con la cebolla y mezclamos bien con la harina de garbanzo. Volvemos a poner la sartén a fuego bajo con un poco de aceite y ponemos la mezcla para que se vaya dorando. Es recomendable estar pendiente los primeros minutos al asunto para que no se pegue la tortilla. Cuando esté suelta, solo tendremos que dejarla dorar, para darle la vuelta cuando consideremos que es el momento.
Observaremos que la tortilla tiene una consistencia bastante endeble, pero no hay de que preocuparse. Cuando esté bien dorada, la sacamos a un plato y hay que dejarla enfriar, momento en el que cogerá esa consistencia que necesitaba. Os recomiendo que la preparéis de un día para otro.
El resultado final es una tortilla muy suave, donde el curry contrarresta el dulzor característico de la calabaza, y os puedo asegurar que difícilmente vais a notar el sabor a garbanzos procedente de la harina.
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