En cierta ocasión, bastantes años atrás, me llevaron a comer a un tal Restaurante Belladama en Granada, donde el plato estrella era (y es) la fondue. Seguro que casi todos habréis oído hablar de este plato típico suizo que se ha popularizado en muchos otros lugares.
La fondue consiste en sumergir, ya sea en queso, aceite o chocolate diferentes alimentos. Aunque originalmente las fondues eran de queso, hoy día se pueden encontrar además de carne o chocolate, y su origen está entre los montañeros suizos que, con la finalidad de dar uso a los trozos de queso duro sobrante, preparaban un plato caliente y bastante calórico con ellos, naciendo así lo que hoy conocemos como fondue.
La olla o recipiente donde se prepara recibe el nombre de caquelón, y la primera parte de la elaboración de una fondue se hace al fuego directo, ya sea gas, inducción o vitro, para luego, a la hora de llevarla a la mesa, mantenerla caliente con un hornillo alimentado con alcohol.
Una de las cosas que diferencia a una fondue de otra comida cualquiera es la forma de comerla, ya que se coloca al centro de la mesa, donde todos los comensales, utilizando unos pinchos, van sumergiendo el trozo de comida elegido, y esto lo convierte en una comida muy social, ideal para compartir con amigos y familia... y sin prisas.
Como decía al principio, aunque inicialmente se preparaban con queso, hay muchas variedades. En las de carne, se puede utilizar, además, de trozos sin mas de ternera, cerdo o pollo, pequeños trozos de paté envueltos en finas lonchas de ternera, o tiras de queso emmental rodeadas de bacon. Y con las de chocolate, aparte de cualquier clase de bizcocho o magdalenas, las frutas son un acompañamiento ideal.
A la hora de escribir esto he querido comprobar si el citado Restaurante Belladama seguía en activo, y vaya si lo está. Además, siguen siendo especialistas en fondues, como se puede comprobar en su web al mirar los menús elegidos para las cenas y comidas de la Navidad en la que ya estamos casi inmersos.
Respecto a los ingredientes, aunque en los supermercados venden unos preparados con varios tipos de queso, lo ideal es comprarlos por separado y preparar la fondue tu mismo. Créeme, la diferencia es brutal. Una mezcla de gruyere y de emmental sería perfecta, pero puedes experimentar con otros quesos como el edam (el famoso queso de bola) o el masdam. Si te decantas por otros tipos de queso suizo menos conocidos, preparad la cartera, por que no son nada baratos.
Ingredientes (para 3 personas):
- 500 gr. de la mezcla de quesos que prefieras (lo normal es sobre 200 gr. de queso por persona)
- 200 ml. de Vino blanco seco
- Zumo de 1/2 limón
- 1 diente de Ajo
- Pimienta
- Nuez moscada (opcional)
- 1 cs de brandy o coñac
- 1 cs. de Harina fina de maiz (tipo Maizena)
Para sumergir en el queso:
- Trozos de pan de diferentes tipos: centeno, trigo, integral, etc...
- Salchichas, las que mas te gusten, troceadas y salteadas previamente en sartén
Preparación:
Tenemos que remover constantemente con una pala o cuchara de madera, y mientras se va deshaciendo el queso y mezclándose con el vino y el limón, vamos añadiendo el resto del vino, un poco cada vez, hasta que se haya mezclado todo bien.
Ahora ponemos la pimienta y la nuez moscada, y la cucharada de harina de maíz desleída previamente en la cucharada de coñac, y lo integramos todo bien.
Cuando esté todo bien mezclado, nos llevamos el caquelón a la mesa, donde ya tendremos un par de fuentes con el pan y las salchichas, y encenderemos el hornillo de alcohol, lo que mantendrá caliente la mezcla. Y ya está, a pinchar y a mojar en el queso, eso si, con cuidado de no quemarse.
ATENCION: CON LAS FONDUES HAY QUE TENER EXTREMO CUIDADO CON EL HORNILLO DE ALCOHOL, YA QUE UN GOLPE MAL DADO PUEDE PROVOCAR UN DERRAME DE ÉSTE, CON EL CONSIGUIENTE PELIGRO DE INCENDIO.
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