Voy a empezar por un par de recetas de mantecados, que es algo con lo que me encuentro cada año llegando la Navidad y que nunca había hecho porque pensé que era bastante mas complicado de lo que en realidad es, y esta vez si que me tirado a la piscina y tengo que decir que el resultado es espectacular. No tienen absolutamente nada que envidiarle a los que compramos, mas bien todo lo contrario: están mucho mas ricos y como siempre en estos casos, dentro de que no son precisamente alimentos ligeros, por lo menos sabes que no llevan ingredientes innecesarios.
No es necesario ningún artilugio ni herramientas específicas. De hecho, lo único que se utiliza fuera de lo normal es un molde redondo, metálico o de plástico, de los que venden en los chinos y que se usan para hacer galletas, por ejemplo. Hay varios tamaños, y con los de chocolate utilicé el mediano de los tres que tenía, que tiene un diámetro de 5 cm., pero luego descubrí que utilizando justo el anterior, uno de 4,5 cm. quedan de un tamaño mas chachi.
Como en casa los preferidos son los de chocolate, son los primeros que he preparado. Y es así de fácil:
Ingredientes (sobre 25 ud.s con molde de 4,5 cm.):
- 500 gr. de Harina de trigo de repostería
- 220 gr. de Azúcar glasé
- 250 gr. de Manteca de cerdo
- 20 gr. de Cacao desgrasado
- 2 gr. de Canela (opcional)
- Una pizca de Sal
- Azúcar glacé para espolvorear
Previamente tenemos que haber tostado la harina ligeramente, ya sea en horno o sartén. Yo suelo hacerlo en sartén, porque es bastante más rápido. Debe quedar ligeramente dorada, así que hay que tener cuidado y remover constantemente en la sartén. Una vez lista, la dejamos enfriar.
En un bol ponemos la manteca de cerdo en pomada y encima, tamizamos el azúcar glasé, el cacao, la canela si hemos decidido utilizarla (yo no la puse) y la harina, todo esto, tamizado, como decía al principio, ya que de ello depende la textura final de los mantecados. Por último, añadimos la pizca de sal.
Empezamos a mezclar con una cuchara de madera, pero nos daremos cuenta en breve que la cosa se complica, así que, seguiremos con las manos hasta conseguir una masa homogénea. En muchas recetas, llegados a este punto y antes de continuar, se suele meter la masa de media hora a una hora en el frigorífico, pero yo este paso me lo he saltado, y me han salido perfectos. Imagino que facilitará el manejo de la masa.
Esta masa es altamente quebradiza, por lo que deberemos manejarla con cuidado. En este punto, podemos poner el horno a precalentar, a 180º, calor arriba y abajo.
Cogemos un trozo de masa, y con la ayuda de un rodillo, lo aplanamos con cuidado hasta que tenga un grosor de unos 2 cm., y con el molde redondo, las vamos cortando y pasando (ayudándonos de una espátula) con mucho cuidado a una bandeja de horno con papel de hornear. Es mejor hacer dos o tres cada vez, e ir cogiendo los sobrantes para volverlos a mezclar con el resto de masa, y vuelta a empezar.
Los mantecados justo antes de entrar al horno |
En la primera receta que vi, hablaban de que había que hornearlas como 10 minutos, pero ni de coña, necesitan sobre 30 minutos, y como truco para que no se os quemen por debajo como me pasó a mi la primera vez, lo que hice fue colocar la bandeja en la parte baja del horno durante 15 minutos, pasados los cuales, subí la bandeja a la parte alta otros 15 minutos, y salieron perfectos.
Pasados los 30 minutos, sacamos la bandeja del horno y dejamos que enfríen a temperatura ambiente sin moverlos, ya que ahora son súper frágiles.
Nuestros mantecados, ya envueltos con papel de seda. |
Y por último, cuando se hayan enfriado, tamizamos por encima con azúcar glasé y si queremos que tengan un acabado perfecto, podemos comprar papel de seda de diferentes colores, recortar cuadrados y envolverlos.
Disfrutadlos!
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