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lunes, 23 de diciembre de 2019

(Receta) Mantecados de gofio de millo


Esta es la segunda receta de mantecados que he hecho, en esta ocasión he utilizado en lugar de harina de trigo, gofio de millo, producto típicamente canario del que ya he hablado anteriormente y con el que he elaborado algunas otras recetas:

Aunque hay mezclas mas suaves de gofio que el de millo, a mi me gusta mucho éste último, y he querido hacerlos primero así, para luego probar otras variantes. La preparación es exactamente igual que con los mantecados de chocolate de la receta anterior, excepto por un par de detalles que explico en la preparación.

Ingredientes (sobre 25 ud.s con molde de 4,5 cm.):

  • 350 gr. de Gofio de millo
  • 100 gr. de Harina de trigo de repostería
  • 175 gr. de Azúcar glasé
  • 250 gr. de Manteca de cerdo
  • 50 gr. de Harina de almendras
  • 4 gr. de Sal
Preparación:

En este caso, y al contrario que con los mantecados de chocolate, no es necesario tostar ligeramente el gofio, ya que es una harina ya tostada. Y la de trigo, al ser tan solo 100 gr. y teniendo en cuenta la fuerza del gofio (en lo que a sabor se refiere), no es necesario tostarla. Otra diferencia con respecto los anteriores mantecados, es que he reducido la cantidad de azúcar glasé de 220 gr. a 175 gr. ya que los primeros, para mi gusto, estaban demasiado dulces.

En un bol ponemos la manteca de cerdo en pomada y encima, tamizamos el azúcar glasé, el gofio, y la harina, todo esto, tamizado, como decía al principio, ya que de ello depende la textura final de los mantecados. Por último, añadimos la harina de almendra y la sal.

Empezamos a mezclar con una cuchara de madera, pero nos daremos cuenta en breve que la cosa se complica, así que, seguiremos con las manos hasta conseguir una masa homogénea. En muchas recetas, llegados a este punto y antes de continuar, se suele meter la masa de media hora a una hora en el frigorífico, pero yo este paso me lo he saltado, y me han salido perfectos. Imagino que facilitará el manejo de la masa.



Esta masa es altamente quebradiza, por lo que deberemos manejarla con cuidado. En este punto, podemos poner el horno a precalentar, a 180º, calor arriba y abajo.

Cogemos un trozo de masa, y con la ayuda de un rodillo, lo aplanamos con cuidado hasta que tenga un grosor de unos 2 cm., y con el molde redondo, las vamos cortando y pasando (ayudándonos de una espátula) con mucho cuidado a una bandeja de horno con papel de hornear. Es mejor hacer dos o tres cada vez, e ir cogiendo los sobrantes para volverlos a mezclar con el resto de masa, y vuelta a empezar.

En la primera receta que vi, hablaban de que había que hornearlas como 10 minutos, pero ni de coña, necesitan unos 30 minutos, y como truco para que no se os quemen por debajo como me pasó a mi la primera vez, lo que hice fue colocar la bandeja en la parte baja del horno durante 15 minutos, pasados los cuales, subí la bandeja a la parte alta otros 15 minutos, y salieron perfectos.


Pasados los 30 minutos, sacamos la bandeja del horno y dejamos que enfríen a temperatura ambiente sin moverlos, ya que ahora son súper frágiles.

En este caso no los he espolvoreado azúcar glasé por encima, y como decía en la otra entrada, si queremos que queden mucho mejor presentados, los podemos envolver en papel de seda.

Feliz Navidad!

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