Pues al final, parece que nos empezamos a colocar a la altura de Venezuela y Cuba en lo que a lo de los cortes de luz se refiere, aunque no haya sido por los mismos motivos que ocurre estos países, pero ahí estamos, entrando de cabeza en este ranking.
¿Qué qué lo ha podido provocar?. Pues aunque a priori todo el mundo pensó en un ciberataque, parece ser, y digo parece porque nunca sabremos la verdad del asunto, que una sobrecarga en la red hizo que por motivos de seguridad, todas las estaciones se desconectaran de la red principal, dejándonos a oscuras. Y a todo este asunto, se le llama "CERO ELECTRICO", o sea, que ni gota de luz quedó para repartir.
En España, las centrales solares general el 50% del consumo total del país, pero hay vida mas allá de la energía fotovoltaica, están los molinos y las centrales nucleares. El tema es que toda la energía que generamos, debe ser consumida, no se puede quedar en la red para, por ejemplo, usarlas mas adelante. Y es por eso que la sobrante, la vendemos a otros países, como Francia o Portugal. Y al parecer, un poquito de esa luz que iba para los franceses, no llegó a donde tenía que llegar, lo que provocó una saturación en nuestra red, y como medida de protección, una desconexión de todas las estaciones del sistema general, dejándonos a todos a oscuras.
El quid de la cuestión es que el paso al "CERO ELECTRICO" es instantáneo, pero volver a la situación de normalidad no es tan sencillo, ya que cada subestación y estación, antes de conectarse a la red principal, debe haberse sincronizado con ésta, y eso lleva tiempo.
Esta, así por encima, es la explicación que nos están dando, pero como ya sabemos el modus operandi de este gobierno que tenemos, vaya usted a saber si es el motivo real del GRAN APAGÓN.
El caso es que hubo zonas, como la mía, donde estuvimos algo mas de 8 horas sin luz, y otras en las que fueron casi 16. Obviamente, algo tan aparentemente inocuo, supone un desastre a nivel nacional, sobre todo económicamente hablando. Ciudades colapsadas debido a la falta de alumbrado de señalización, medios de transporte parados (sobre todo los trenes y metros), hospitales tirando de generadores de emergencia, y no hablemos ya de la situación de determinadas personas que, por poner un caso, necesiten de respiración asistida y se encontrasen en sus casas. Aparte de eso, negocios cerrados que no pudieron atender a la gente dado que no se podían usar los datáfonos para los pagos con tarjeta, así que hablamos de un marrón considerable. Y por supuesto, las comunicaciones, que han sido el gran protagonista en esta ocasión.
Pero en España no aprendemos. Ni tan siquiera habiendo pasado un confinamiento como el de hace unos años. Como no había internet una vez nos quedamos sin luz, y también nos quedamos sin red de datos para los móviles y las casas, pues no quedó otra que desempolvar las radios de toda la vida, para poder enterarnos de qué es lo que estaba pasando. Y quien no tenía radio, se tiró a las tiendas a comprar una, y ya de camino, paso por el supermercado y arraso con las latas de cocido y fabada, agua, papel higiénico no, que todavía les debe quedar de la época del confinamiento, bombonas y hornillos de gas, etc. Y todo de golpe.
Lo gracioso del asunto que cuando nos venga la próxima, la radio no tendrá pilas, y habrá que salir en tropel a comprar pilas al Mercadona o al chino de la esquina. En fin, que aquí somos diferentes, y que igual que hay una parte mala, hay una buena, y es que cuando bajaba por el coche por una céntrica calle, como 3 horas después del corte, la gente andaba paseando al sol y tomando relajadamente unas cañas en las terrazas, hablando los unos con los otros, y haciendo lo que se ha hecho toda la vida, hasta que llegaron los móviles.